Manolo Hernández Douen
José J. Azcue,
Dagoberto Campaneris, Leo Cárdenas, Tony Oliva, Tany Pérez, Luis Tiant.
Eran épocas
diferentes, cuando los cubanos predominaban entre los latinos estelares.
Esa media docena de
peloteros representaron de una u otra forma, como titulares, suplentes o
reservistas, a su querida Perla de las Antillas, al decretarse la voz de ‘Play
Ball’ para el Juego de las Estrellas de 1968 ante 48,321 espectadores
en el Astrodomo de Houston.
¡Qué tiempos
aquellos! Los peloteros cubanos se hacían presente con regularidad en los
Juegos de las Estrellas y todavía existía como parque de Grandes Ligas la
llamada Octava Maravilla del Mundo.
Si Usted habla hoy en
día con ‘Campy’, Tany o Tiant, quizás recuerden con nostalgia a otros tremendos
peloteros antillanos que les precedieron.
Un punto de vista
bien valioso en este sentido es el ofrecido por Rigoberto “Tito” Fuentes,
nativo de La Habana que jugó en 1,499 encuentros en las Grandes Ligas de 1965 a
1978 con los Gigantes de San Francisco, los Padres de San Diego, los Tigres de
Detroit y los Atléticos de Oakland.
“Los cubanos de entonces en los ’50 y ’60 dominaban las Grandes Ligas como jugadores”,
expresó Fuentes a Béisbol por Gotas. “Entonces vino el problema político que
canceló que los peloteros pudieran venir. Yo fui el último que pudo salir de
Cuba en este sentido”.
Afortunadamente,
comenzaron a llegar de nuevo, por otra vía, primero poquito a poco, luego casi
a manos llenas, los que volverían a demostrar de nuevo que, como Brasil en el
fútbol, Cuba siempre fue y siempre será una fabulosa cantera de peloteros.
Bienvenidos sean José
Abreu, Yoenis Céspedes, Aroldis Chapman, Yasiel Puig, Alexei Ramírez, la
excelente representación cubana en el Juego de las Estrellas de 2014 en
Minnesota, ciudad donde paisanos suyos como Oliva, Camilo Pascual, Zoilo
Versalles y otros estupendos peloteros brillaron con luz propia en la Gran Carpa.
Los que jugarían este
año en la esplendorosa cita de Minnesota no eran pioneros de una era de
estrellas cubanas que huyen de la libertad con miras a exhibir su talento en la
principal escena del béisbol. De eso se encargaron hombres como René Arocha, Rolando
Arrojo, los hermanos Liván y Orlando “El Duque” Hernández, el aún activo (en
México) José Ariel Contreras y tantos que les abrieron las puertas a una nueva
realidad.
Pero la tremenda
calidad de los peloteros cubanos que acudía al Target Field invita a pensar que
la cantera antillana va a multiplicar sus frutos.
A Fuentes,
actualmente en su undécima temporada consecutiva como comentarista y narrador
de las transmisiones radiales en español de los Gigantes, le agrada que tantos
de sus paisanos de las nuevas generaciones tengan éxito en las Ligas Mayores.
“Lo que sí me
sorprende es que cuando vienen es ya para quedarse como peloteros buenos,
porque antes había un proceso de pasar por las ligas menores”, analizó Fuentes,
electo por la fanaticada de los Gigantes como segunda base titular del Equipo
de Ensueño de esa franquicia en sus primeros 25 años en San Francisco. “Ya
vienen tan maduros, que mira lo que están haciendo actualmente. Vienen listos
para las Grandes Ligas”.
Y justo cuando
alguien puede imaginarse de que se agota ese caudal, surge un súper artillero
de la talla de Abreu para abrirle de par en par los ojos a los magnates de la
pelota.
Apenas en su
temporada como novato, Abreu da pasos extraordinarios a ser uno de los
peloteros más poderosos del Béisbol de Lujo.
Con 27 jonrones en
sus primeros 74 juegos, Abreu es el número uno de la historia de las Grandes
Ligas con tantos batazos kilométricos en ese lapso y pudiera convertirse en el
primer novato que rebase los 50 batazos
de cuatro esquinas, superando el récord de Mark McGwire (49) en 1987 con
Oakland.
Jugador del Mes de la
Liga Americana en abril y Novato del Mes tanto en abril como en junio, Abreu
también ha demostrado que puede vencer la pesadilla de las lesiones, al
retornar tan fuerte como antes de su primera estadía en la lista de los
inhabilitados.
Siempre es un riesgo
invertir en un atleta que viene de otros horizontes, porque nadie sabe si su
talento desplegado en otras latitudes puede o no trasladarse satisfactoriamente
a una pelota que no conoce, pero los Medias Blancas de Chicago sabían lo
suficiente de Abreu como para invertir $68 millones por seis temporadas de sus
servicios.
Nunca había consumido
un turno en las Grandes Ligas, pero se sintieron apoyados en temporadas como la
Serie Nacional cubana 2010-11, cuando igualó el liderato de jonrones (33) con
Céspedes, su buen amigo y compañero de equipo en lides internacionales.
¿Quién puede ignorar
números como los que puso José Dariel en su adiós a la Serie Nacional al batear
para .394 con 35 cuadrangulares y 99 impulsadas en apenas 282 turnos?
Por supuesto, una
cosa es lo que dice el papel y otra la que se logra en el diamante. Abreu se
propuso probar que una cosa sí puede parecerse a la otra.
“Eso se debe a un
trabajo que hicimos muy consistentemente”, comentó Abreu a Béisbol por Gotas en la primera visita de los
Medias Blancas a Oakland, donde pegó dos jonrones –uno de ellos para fulminar a
los bicampeones reinantes del Oeste de la Liga Americana- en tres juegos. “Para
mejorar y tener estos resultados necesitaba hacer esas cosas”.
Abreu es un gran
admirador de todos los paisanos suyos que han brillado, especialmente la
generación de hoy con la que compartió el diamante en Cuba.
“Fue bien difícil
para cada uno cuando tomaron la decisión de salir de Cuba, pero siempre que
tengas la mente bien fuerte y la disciplina por encima de todo vas a lograr los
resultados que es lo que ellos están teniendo en este momento”, indicó Abreu
para los lectores de nuestro hogar beisbolero.
“Como siempre digo,
le damos las gracias a Dios por tener muchos cubanos teniendo éxito actualmente
en las Grandes Ligas”, agregó el primera base de los Medias Blancas. “Los
admiro a todos. La vida les ha dado una recompensa”.
“Al llegar a este
pais es como volver a nacer”, proclamó Abreu.
Por supuesto, Abreu
sabe que destacar en las Grandes Ligas no es como comerse una perita en dulce,
sino es todo lo contrario.
“Este es el mejor
béisbol del mundo”, insistió Abreu “Los lanzadores tienen unos recursos impresionantes
y un repertorio increíble. En Cuba veia mucho sobre las Grandes Ligas y ahora
me doy cuenta que lo que veía es lo cierto”.
Para Abreu, la
experiencia de conocer cómo le va a sus paisanos en las Grandes Ligas viene de
primera mano, porque en los Medias Blancas está rodeado de ellos.
“Estoy bien contento porque
estamos juntos de nuevo”, dijo Ramírez, seleccionado al Juego de las Estrellas
de 2014 por su fabulosa arrancada con los Medias Blancas. “Hablamos, nos
llamamos para cualquier problema, hasta cosas de comida, en fin, somos una
familia. Me emociona mucho”.
Dayán Viciedo, otro
cubano patiblanco que se caracteriza por su enorme poder, se siente más en casa
ahora que nunca por la presencia de tantos paisanos. Inclusive, el receptor
Adrián Nieto, nacido en La Habana y criado en los Estados Unidos, forma parte
del grupo de antillanos en Chicago.
“Jugar con tantos
peloteros de tu mismo pais es una cosa muy
bonita”, comentó Viciedo a Béisbol por Gotas. “Podemos ayudarnos
mutuamente”.
Y todos se sienten
mucho más a gusto en la Ciudad de los Vientos por la presencia de un mentor de
la talla de Orestes “Minnie” Miñoso, que escribió páginas de gloria en el
Béisbol de Lujo.
¿Se repetirá la época en la que había tantos cubanos en Grandes Ligas que muchos de los equipos
tenían varios en sus respectivos planteles? No es fácil la respuesta. Pero los
que sí están aquí demuestran que la calidad de su béisbol puede vencer
cualquier frontera.
Hasta pronto y, por
favor, nunca pierdan la esperanza.
Comentarios