Manolo Hernández Douen
Un excelente bateador no desaparece de repente por completo de la faz
de la tierra.
Los letargos van y vienen, pero a su tiempo las aguas del talento vuelven a
su nivel.
Carlos González, uno de los artilleros más temibles del
planeta cuando le sonríe la salud.
(Foto: cortesía de Colorado Rockies/Clarkson
Creative).
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El tremendo resurgir de Carlos González a partir de junio de
2015 es precisamente eso: el caso de una verdadera máquina ofensiva que lucía
fuera de órbita mientras se recuperaba de lesiones, pero que ahora ha vuelto a
ser uno de los outs más difíciles del planeta.
“El bateo lleva a veces tiempo”, aseguró el jardinero
venezolano de los Rockies de Colorado, antes de que disfrutase de un julio
tan contundente que se convirtió en el Jugador del Mes de la Liga Nacional. “He perdido mucho tiempo en los dos últimos años”.
Con 11 jonrones, 24 impulsadas, promedio de bateo de .386,
porcentaje de embasamiento de .438 y muchas otras cifras que desearía un
pelotero en una etapa mucho más larga, “Cargo” hizo recordar en julio al hombre
que estuvo a punto de ganar la Triple Corona de la Nacional en 2010.
En aquella temporada, su primera completa con los Rockies, el nativo
de Maracaibo, estado Zulia, cantera de excelentes peloteros en el occidente de
Venezuela, fue campeón de bateo del Viejo Circuito con porcentaje de .336, a la
vez que disparaba 34 cuadrangulares y remolcaba 117 corredores a puerto seguro.
Las lesiones, empero, lo hostigaron en las campañas
recientes. En 2014, terminó en la lista de los inhabilitados de 60 días. Ese
año fue operado de un tumor en su dedo índice izquierdo y también se sometió a
una cirugía en la rótula izquierda.
Cuando estuvo saludable, dejó vestigios de su calidad con el
madero al disfrutar de dos rachas separadas de 10 partidos seguidos dando de
hit.
En la aurora de 2015, prácticamente no se encontraba como
bateador y su promedio llegó a caer a .175 el 23 de abril, pero desde el 2 de
junio comenzó a subir como la espuma al hilvanar una racha de ocho partidos
seguidos con imparable.
La señal más contundente de que reaparecía la verdadera
clase de González como bateador se produjo el 26 de junio en San Francisco,
cuando pegó de 5-5 frente a los Gigantes. Era la sexta vez que conectaba tantos
indiscutibles en un mismo cotejo en la meca de la pelota.
En 30 juegos previos al 6 de agosto bateaba para .348,
con 10 jonrones y 29 impulsadas.
Reaparecer de una manera tan drástica como bateador de altos
quilates después de una etapa en la que estuvo relativamente apagado, pudiera
ser un misterio para mucha gente, pero la explicación tiene bastante lógica de
acuerdo a las palabras del artillero zurdo que debutó en las Grandes Ligas con
los Atléticos de Oakland en 2008.
“El swing casi siempre va a ser el mismo, el swing va a
estar bien, pero la falta de juego te mete en problemas al no estar a tiempo
con la bola”, analizó el guardabosques que cumple 30 años de edad en octubre.
“El ‘timing’ [sincronización] es lo primordial para batear.
“Y tengo un ‘leg quick’ [impulso con la pierna delantera en
alto], que cuando no funciona es bastante difícil usar las manos”, agregó.
A raíz de su operación de rodilla, González también ameritó
de un ajuste a la defensiva, pero eso no fue un problema por la amplia
experiencia que tiene en los tres jardines.
Antes de 2015, había jugado en 456 juegos en el bosque
izquierdo, 200 en el central y 135 en el derecho, con tres trofeos Guante de
Oro en sus vitrinas ganados por su excelente cobertura y brazo fuerte y certero.
“Para poder jugar en Denver es mucho más fácil el jardín
derecho, porque uno no tiene que cubrir tanto terreno”, comentó González. “Al
venir de una cirugía en las rodillas, era lo más razonable.
“En el outfield no tengo muchos problemas para ajustarme”,
manifestó. “Estaba acostumbrado desde pequeño a jugar en las tres
posiciones. En las menores jugué más rightfield que centerfield. Cuando
llegué a los Rockies fue que empecé a jugar leftfield”.
Con respecto a ese tema, el dirigente de los Rockies, Walt
Weiss, profundizó en la decisión de mudar a González al prado derecho.
“Nuestro jardín izquierdo es tan amplio que para cubrirlo se
necesita de un guardabosque central”, dijo Weiss a una pregunta de Béisbol por
Gotas. “Por sus lesiones, pensamos que nuestro mejor paso era colocarlo en el
derecho”.
¿Quién sabe? A lo mejor de esta manera Colorado o cualquier
otro equipo que pudiera adquirirlo –tantos y tantos rumores se han producido al
respecto que en algunos medios se decía que González pudo haber sido canjeado
antes del 31 de julio pasado- van a tener uno de los mejores jardineros derechos
del Béisbol de Lujo.
“Creo que es un prototípico jardinero derecho”, proclamó
Weiss. “Es un excelente defensor, con un brazo poderoso”.
Juegue donde juegue, González evita carreras con su
excelente defensa, mientras realiza un trabajo demoledor con el madero.
“Es un tremendo pelotero, un jugador de élite y lo ha sido
por bastante tiempo”, elogió el otrora paracorto. “Es un beisbolista dinámico
que impacta de muchas maneras”.
González está familiarizado con los elogios que recibe por doquier,
pero su estilo como pelotero y ser humano no cambia para este maracucho –así le
dicen en Venezuela a los nativos de Maracaibo- que antes de su gran repunte
tuvo que recuperarse de una distensión en la mano izquierda sufrida en la
aurora del mes de junio.
“Lo que trato de hacer todos los días es embasarme cada vez
que llegue al plato, crear una buena situación para el equipo y poder ganar el
juego”, es la filosofía de González.
Hasta pronto y, por favor, nunca pierdan la esperanza.
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