Manolo
Hernández Douen
No siempre se hacen realidad los sueños, especialmente en el
Béisbol de Lujo.
Algunos se logran por otros caminos y luego de trabajar duro
por una eternidad.
Tras una vasta experiencia como pelotero, instructor y
dirigente, Carlos Subero escala al Béisbol de Lujo como coach de los Cerveceros
de Milwaukee. (Foto: cortesía de Benton Reed/Biloxi Shuckers).
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Ese es el caso de Carlos Subero, otrora
prospecto como paracorto que debuta en 2016 en las Grandes Ligas, no como
jugador sino como instructor de los Cerveceros de Milwaukee.
“Es un privilegio haber logrado esto”, aseguró el venezolano Subero en una
entrevista para los lectores de Béisbol por Gotas. “Y no sólo es haber llegado,
sino la responsabilidad que se me está otorgando de una vez. Es bien
satisfactorio”.
De 43 años de edad, Subero es el nuevo coach de la
inicial de los Cerveceros, con énfasis en trabajar con la defensiva y en parte
el corrido de bases de la novena dirigida por el otrora jugador de cuadro Craig
Counsell.
“Es la compensación [por no haber llegado a la Gran Carpa
como pelotero]”, enfatizó Subero, dirigente en las menores en las
organizaciones de los Rangers de Texas, Medias Blancas de Chicago, Dodgers de
Los Ángeles y desde 2014 con los Cerveceros. “Nadie se imagina la cantidad de
montañas que uno subió, la cantidad de roletazos, ejercicios, ¿qué no se hizo
para tratar de lograr ese sueño como pelotero?”
La satisfacción le llega tras 25 años, ocho como pelotero,
17 como técnico, incluyendo ser el dirigente más joven ganador de una Serie del
Caribe al lograrlo a los 33 años en 2006 con los Leones del Caracas, un equipo
que apenas cometió tres errores en ese certamen.
El aspecto más importante de su ascenso es que el trabajo no
se lo ganó por amistad, como sucede con muchos cargos de esta naturaleza.
“Él [Counsell] fue el que escogió a dedo su staff, por lo
tanto es un honor contar con la aprobación del manager”, agradeció el otrora pelotero que de 1991 a
1995 jugó en las organizaciones de los Reales de Kansas City, Piratas de
Pittsburgh y Rangers. “En nuestra entrevista, [el punto crucial] fue hacia la
defensa. Le gustó la forma como se desarrollaban los jugadores de cuadro en la
organización.
“Me dijo ‘quiero que te encargues de los infielders’”,
recordó Subero, que jugó en siete temporadas de la exigente pelota invernal
venezolana con los Tiburones de La Guaira, de su entrevista con Counsell,
dirigente de los Cerveceros desde mayo de 2015. “’Yo jugué 16 años en las
Grandes Ligas, pero no quiero que vengas a mi. Quiero que ésa sea tú área’”.
Proveniente de la Doble ‘A’, nivel al cual dirigió a los
Shuckers de Biloxi a una tremenda marca de 78-59, la mejor de la temporada
regular en la Southern League en 2015, Subero tendrá en su mente los muchísimos
consejos que le diera su mentor, Graciano Ravelo, uno de los mejores formadores
de atletas desde la niñez hasta el profesionalismo que ha tenido la pelota venezolana en
toda su historia.
“Puedo escribir un libro de Graciano Ravelo, de todo el
impacto que ha tenido en mi carrera”, proclamó Subero. “Hasta el día que
falleció [en 2012], me llamaba una vez al mes para pedirme un “drill” [ejercicio]
creativo. Si no lo tenía, me decía ‘te llamo el próximo mes y me tienes dos.
“Siempre te ponía la barra alta”, rememoró con nostalgia
Subero de Ravelo. “Si ibas de 4-3, fallabas en el siguiente turno con un ponche
y regresabas con una sonrisita, te preguntaba ‘¿estás conforme?, eso es
mediocridad’. Es una persona de la cual voy a estar eternamente agradecido. Lo
admiré por su integridad”.
Un cuarto de siglo más tarde, los consejos de Ravelo, de
cuya escuela infantil/juvenil surgió, entre otros, el estelar cerrador de
Grandes Ligas Francisco Rodríguez. pudieran ser un factor exitoso para Milwaukee.
Una de las enseñanzas primordiales del otrora coach era
inculcarle al jugador el porqué de lo que se le pide hacer en el diamante, un
estilo que Subero aspira a poner en práctica con los Cerveceros.
Imagina uno que entre sus aspiraciones pudiera
estar la de ser un manager en la meca de la pelota, algo logrado apenas por un
puñado de latinoamericanos, incluyendo su paisano Oswaldo Guillén, también fruto
de los Tiburones que hizo historia al dirigir a los Medias Blancas de Chicago
en 2005 a los máximos honores de la pelota, ganar una Serie Mundial.
“He estado dirigiendo
toda mi vida, siempre me ha fascinado, me encanta, pero no es ahorita una
opción”, recalcó Subero. “Necesito acumular experiencia a este nivel.
“Tengo 15 años dirigiendo consecutivamente”, subrayó Subero,
con más de 2,000 juegos como manager en Estados Unidos y en Venezuela. “Va a
ser extraño estar de nuevo en ese rol de coach”.
Confiesa ser un gran admirador de veteranos de la dirigencia
como Joe Maddon, Mike Scioscia y Tony La Russa, a quien tuvo la oportunidad de
conocer personalmente en la Liga Otoñal de Arizona.
“Me gustaba mucho lo parco que era La Russa”, expresó
Subero. “Mi estilo es de quietud. Algunos dicen que no eres agresivo si no
estás tirando sillas o haciendo loqueras. Yo veía [por televisión] cuando él
estaba en el dugout, cuando lo enfocaba la cámara. Tu no sabías lo que estaba
pasando por su mente”.
Obviamente, Subero no será el que tome decisiones, pero toda
la información que puedan brindarle a Counsell tanto él como los demás
instructores va a ser tan valiosa como la crítica acción de pulsar el botón a
la hora clave que debe experimentar cada piloto.
Le ayudarán la vasta experiencia de tantos años al servicio
de sistemas totalmente diferentes, el de las menores en EEUU formando peloteros
y en Venezuela, donde no hay casi tiempo para el desarrollo por la presión
enorme de ganar que existe en la pelota invernal latinoamericana.
“Hay un balance entre Venezuela y los Estados Unidos”,
declaró el ex paracorto. “Ahora iremos a estadios con 40, 50 mil fanáticos, con
la presión de todas las cámaras encima y donde hay que mantener la calma en
todas las situaciones. Eso me lo dio Venezuela. Por eso siempre he recalcado la
importancia de jugar o ser coach en Venezuela”.
No tendrá que fildear roletazos, pero en cada movimiento
exitoso de los Cerveceros estará algo de su aporte como instructor.
Y en cada jugada se habrá coronado un sueño de la niñez para
este humilde caraqueño.
Hasta pronto y, por favor, nunca pierdan la esperanza.
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